el alquiler: recursos para mayores

el alquiler: recursos para mayores

12/30/2018

A la altura de 2018 hubo en España algunas legislaciones y reformas como ayuda al alquiler, y de entre ellas, algunas iniciativas pretendían mejorar el acceso a la vivienda de los mayores de treinta y cinco años. Si bien con serias limitaciones, y hasta desventajas. La alegría inicial que produjo el planteamiento de una subvención al alquiler dio a la resignación por la letra pequeña. Íñigo Gómez de la Serna no conseguía contentar a nadie, y las modificaciones del gobierno Sánchez, meses después, en la legislación sobre alquileres, se quedaba corta, a juicio de los más perjudicados, entre ellos, muchos mayores.

El momento inmobiliario es bueno, como podemos comprobar de una visita a webs del sector, y empresas especializadas como lo es Ollé Bertrán – pisos y casas en venta. Sin embargo hay, a mi juicio, dos escollos que el Estado no puede dejar al libre albedrío del Mercado. Uno de ellos es el precio máximo para viviendas medias no de lujo así como la oferta de pisos turísticos, y por otro, la falta de garantías para los propietarios  pierdan el miedo a alquilar. Ámbas cosas debieran ser compatibles, fruto de un consenso de las partes, y sujeto de intervención del Estado. Es mi opinión. 

Aquellas medidas de la primavera de 2018 querían mitigar la precariedad residencial en la que se mueven los jóvenes y los mayores de sesenta y cinco años. Y se aprobaron ayudas que rondan el veinte por ciento del valor de la vivienda a comprar y del cincuenta por ciento del alquiler para mayores de treinta y cinco años. En el caso de los mayores de sesenta y cinco años, podrían acceder a una ayuda por valor del cincuenta por ciento del alquiler o bien conseguir doscientos euros para las facturas de luz, gas, agua y comunidad.

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el alquiler: recursos para mayores
Pero la cosa venía con trampas
Letra pequeña que hacía de estas medidas casi una simple operación de marketing sin mucho contenido real. El umbral de ingresos para hogares unipersonales es una barrera, y el umbral de ingresos para hogares de dos o más personas también. Casi parece que solo podrían tener acceso las familias numerosas porque cuando la unidad familiar está compuesta por una pareja, este límite se fija en los 15.039,18 euros; y si son 3 personas, 18.798,98 euros.

Para los mayores de treinta y cinco años, la subvención del alquiler era de hasta el cuarenta por ciento de la renta del alquiler. Cuando la renta mensual esté fijada entre seiscientos y novecientos euros sobre la media de costes del mercado, la subvención es del treinta por ciento. Las ayudas dependen en buena medida de las comunidades autónomas, con lo que la cuantía y el umbral de acceso puede variar dependiendo de donde viva un español. Una vez más nos encontramos con diferencias entre españoles, para mi, razón de más para cuestionar el Estado de las autonomías (algo de lo que se nos invita a no hablar por considerarse políticamente incorrecto, como otras muchas cosas). 

Una ayuda que perdía este colectivo de mayores respecto al precedente era el subsidio de doscientos euros por mes para gastos de mantenimiento, comunidad y suministros de servicio, pues el Ministerio lo eliminaba. Se incluía como límite a la mensualidad del alquiler los seiscientos euros, que desgraciadamente, y en muchas localidades, se trata ya de una cantidad ampliamente superada, esperemos que no por mucho tiempo. 

En estos casos ese porcentaje solo se va a aplicar a los primeros seiscientos euros. Para los trescientos sobrantes la ayuda iba a ser de hasta el treinta por ciento. De este modo, el máximo de la cuantía de la ayuda al alquiler es de trescientos noventa euros para los menores de treinta y cinco y mayores de sesenta y cinco años. Y nos encontramos con casos como el de Mariano, un perjudicado por el ‘boom’ del alquiler, uno de esos mayores con pensiones bajas. Busca un piso donde se halle a gusto, pero cobra trescientos sesenta y ocho euros por mes. No vive solo, pues comparte piso con otras personas, más jóvenes que él y con intereses y vidas muy diferentes. Cobra trescientos sesenta y ocho euros y paga ciento cincuenta euros de alquiler.

El mercado inmobiliario se lo pone complicado a estas personas, y el Estado no ayuda demasiado. El incremento de la demanda, sumado a los pisos turísticos, ha creado una burbuja que nos afecta a todos para bien o para mal. A la mayoría de la gente para mal. Sobre todo se ceba con las personas más frágiles, pues se han encarecido mucho los pisos y la pensión solo ha subido de una forma mísera. Los impuestos que pagamos, cuando heredamos una vivienda, por ejemplo, debieran servir para corregir estas desigualdades, en vez de culpar siempre al Mercado, sin hacer nada. 

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