SER PADRES DE HIJOS HOMOSEXUALES: Cuando tu hija sale del armario

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¿Tu HIJA LESBIANA HA SALIDO DEL ARMARIO? Que hacer – Mi Opinión – Cuando tu hija es lesbiana o tu hijo es gay – MEJORA LA COMUNICACIÓN con tus hijos. SER PADRES DE HIJOS HOMOSEXUALES: Cuando tu hija sale del armario

JOHNNY ZURI – HOY DESDE CANCÚN – MÉXICO

Si de hijos homosexuales hablamos empezaremos con el hijo de un famoso, aunque no me gusta mucho hablar de famosos o famosas, voy a hacer una excepción. Jaden, el hijo de Will Smith, nos dice a todos y a sus padres, que tiene novio. Jaden Smith ha confesado quién es su novio en un festival de la ciudad de Los Ángeles. Will va ya por los cincuenta y en pleno Camp Flog Gnaw, un festival de Los Ángeles, Jaden Smith dijo “Solo deseo decir que Tyler, The Creator, es mi mejor amigo. Y lo quiero tanto… Tyler es mi novio”.

Todo esto en un estadio ante cincuenta mil personas.

Soy de la opinión de que esto, afortunadamente, ya no sorprende ni escandaliza a nadie, por mucho que se intente airear otra de las banderas del odio y del miedo. Los medios de comunicación están haciendo, a mi juicio, un flaco favor a una normalización de la diversidad sexual, que es tan necesaria como palpable, a poco que uno o una viva en sociedad. Creo que hoy si tu hija te cuenta que es lesbiana lo más normal es que le digas: “hija, eso son cosas tuyas, pertenecen a tu intimidad sexual y a tu identidad, y no importan en cuanto a nuestra relación”. Sí, sé que no todo el mundo lo ve de la misma forma y que aún quedan resquicios de un mundo en donde había mucha intolerancia. Sin embargo tiendo a creer que, a menos que nos empeñemos en resucitar la anormalidad desde extremos políticos de ambos lados del espectro, la normalidad diversa se impondrá, de forma natural, y cada día más. 

En mi opinión hay un combate artificial por superar los estereotipos de género, pero estereotipos también son las mujeres lesbianas con camisas de cuadros de estilo camionero o el gay con mucha pluma. La mayor parte de los gays y lesbianas que conozco no llevan un cartel puesto en la frente ni van por ahí pregonando su condición sexual. No se si será porque viajo mucho y porque me muevo habitualmente en lugares bastante cosmopolitas, que percibo que a la gente le da igual lo que eres, lo que pareces y cuales son tus preferencias sexuales. En una época de irrupción de géneros yo abogo por la práctica desaparición de todos los géneros, al menos ante la Ley. ¡Que cada cual sea lo que quiera pero que no tenga que escribirlo en ningún registro! Es mi opinión, claro, y puedo estar equivocado, por supuesto…

Pero hay quien aún me dice que percibe en su ambiente, entre amigas, en el trabajo, un cierto rechazo si no evidente, sutil y enmascarado. Ciertos comentarios y ciertos silencios. Sí que he podido constatar que algunos padres y madres, sobre todo de edades un poco avanzadas, siguen considerando esto del sexo de sus hijos como un tema tabú. Y es verdad que algunas madres y padres aún no sabrían manejar bien el su hija les diga que tienen novia.

¿Ayudar? ¿Entender?

A mi particularmente me hacen poca gracia esos padres que van de tan modernos pero que te sueltan aquello de que si tienen una hija lesbiana o un hijo gay le “entenderían” y le “ayudarían”. Pero ¿que hay que entender o en que hay que ayudar? La normalidad consiste en no tener que creer que hay que ayudar o que hay algo que entender. Mientras no pasemos estas barreras psicológicas no seremos una sociedad realmente libre.

Vuelvo a decir que flaco favor hacen los medios de comunicación exponiendo a diario lo más morboso de todo cuanto mueve la sociedad. Vivimos en una sociedad temerosa de estereotipos potenciados, yo diría que de forma hipócrita, por los mismo y las mismas que dicen defender esta o aquella causa. Despertar fantasmas, porque la audiencia lo vale, es el deporte nacional. 

Nunca creí en la pedagogía, creo en la valentía. Si muchos hombres gays y mujeres lesbianas, en el pasado, y aún hoy, no se hubieran manifestado valientemente saliendo del armario para decirle al mundo “así soy yo, es mi cuerpo, y a quien no le guste, allá él o ella, no es mi problema” nada se hubiera conseguido. Te pueden contar que algo no es normal, te pueden decir que sí es normal, pero hasta que no se trata de tu amigo, tu hermana, tu hijo o tu madre, no te das cuenta de hasta qué punto es… y punto… y no tienes derecho a juzgar porque estaríamos atentando contra la libertad individual de otras personas que tienen derecho a ser tan libres, como tu. 

Yo viví muy de cerca el caso de un familiar. El chico desde pequeño no se reconocía bien en su cuerpo. Notábamos que se encontraba más a gusto en papeles tradicionalmente asociados a las chicas. Esto era en los ochenta y, supongo que por la falta de empatía de sus padres, terminó muy jóven emigrando a otro país en otro continente. Pasados muchos años me contó que era gay el dia que me invitaba a su boda. Quizás pensó que me iba a sorprender, pero en absoluto. Lo mejor del caso es que hoy en día sus padres han superado anticuadas ideas y todos tan contentos.

Creo que un buen consejo para los padres es que no interfieran en el proceso de asimilación de la orientación sexual o bien identidad de género de sus hijos. Como no creo en los géneros me es difícil opinar al respecto pero si empezamos por no interferir ni juzgar, habremos ganado mucho. Tu hijo o tu hija, independientemente de la biología, que yo no niego, tiene derecho a sentirse libre como ser sexual. Y de igual forma que no le vas a preguntar si le gustan los chicos o las chicas con poco pecho, muchos o pocos músculos, más o menos pelo, tampoco te ha de importar si se siente atraído por hombres, mujeres o por ambos.

En cuanto al género, creo que también hay que ser totalmente escrupulosos en aceptar la identidad que libremente decida cada persona. ¿Puede haber tantos géneros como personas? Puede ser… Pero no hay que confundir género con sexo.

hijos homosexuales
KELLEPICS / Pixabay

Todavía hay prejuicios y hostigamiento en algunas capas de la sociedad. Y a las familias esto es quizás lo que mas les preocupa. Aquello del “que va a pensar la familia” puede que aún se de. Yo realmente ya casi no lo veo, afortunadamente. Pero para que desaparezca definitivamente mi consejo es la valentía: “mi hijo o mi hija, como yo, puede ser como él o ella quiera, y a tí, no te importa” “Si te parece mal, el problema lo tiene tú, no yo”. No hacen falta pancartas, no hacen falta campañas de tv, y menos aún políticos oportunistas en busca de votos, la verdad y la justicia se terminan imponiendo siempre, aunque a veces tarde un poquito más de lo que deseamos… 

¿En la escuela? ¿En el instituto?

Puede que sí, aquí haya que estar un poco vigilantes. Porque siempre está ese grupo de “malotes y malotas” que buscan la burla y el acoso al que pudiera parecerles más vulnerable. Una vez más, valentía, y no bajar la guardia, en contacto estrecho con el profesorado, que suele estar bien preparado para estos casos. Nos encontramos con un problema dado que las religiones, todas o casi todas, siguen estando muy de espaldas cuando no contra, la libertad de orientación sexual. No te recomendaría tener a tus hijos en un colegio de orientación religiosa. Si bien esto también va cambiando, lo hace muy, muy lentamente.

Resumiendo, a veces a los progenitores no les es fácil la comunicación cuando sus hijos salen del armario. La sociedad debe saber que es responsable de que aún exista un conflicto tal. Es muy grave que nos entrometamos en la libertad individual y en lo más íntimo de la persona generando incluso conflictos entre padres e hijos. Un hijo no debería tener que “confesar” a sus padres que es gay, de la misma forma que no tiene por que “confesarles” que es heterosexual… ¡Destrocemos los armarios, para que nadie tenga que salir de ellos!

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