La arteterapia como herramienta de acompañamiento emocional en la adultez mayor
La arteterapia es una disciplina que utiliza la creación artística como medio de expresión, comunicación y trabajo emocional. No se centra en el resultado estético de la obra, sino en el proceso que vive la persona mientras crea. A través de actividades como el dibujo, la pintura, el modelado o el collage, se abre un espacio donde es posible expresar sentimientos, recuerdos y pensamientos que muchas veces no encuentran palabras. En el caso de los adultos mayores, esta práctica se presenta como una alternativa accesible para promover el bienestar emocional y la participación activa.
En espacios dedicados a la Arteterapia en Tenerife, esta disciplina se ha integrado de forma progresiva en centros de día, residencias y programas comunitarios. Allí, profesionales formados adaptan las propuestas a las capacidades físicas y cognitivas de cada persona. Las sesiones suelen desarrollarse en grupos pequeños o de manera individual, lo que favorece un clima de confianza y respeto. El objetivo no es enseñar técnicas artísticas, sino facilitar un entorno seguro donde cada participante pueda expresarse a su propio ritmo.

El funcionamiento se basa en la relación entre el proceso creativo, la persona y el acompañamiento del terapeuta. Durante las sesiones, se eligen materiales y actividades según sus intereses y posibilidades. El terapeuta observa, acompaña y propone, sin juzgar ni interpretar de forma cerrada las producciones. Luego de la actividad, se abre un espacio de diálogo donde la persona puede compartir lo que sintió o pensó durante el proceso, siempre que lo desee.
Uno de los principales beneficios de esta práctica es el fortalecimiento de la expresión emocional. Muchas personas atraviesan cambios importantes, como la jubilación, la pérdida de seres queridos o la adaptación a nuevas rutinas. La creación artística permite canalizar emociones asociadas a estas experiencias, ayudando a reducir el aislamiento y a mejorar el estado de ánimo. Además, el hecho de participar en una actividad grupal favorece el vínculo social y el sentimiento de pertenencia.
También tiene un impacto positivo en el área cognitiva. Las actividades creativas estimulan la atención, la memoria y la coordinación, sin exigir un rendimiento específico. Este tipo de estimulación resulta especialmente valiosa en personas con deterioro cognitivo leve o en etapas iniciales de enfermedades neurodegenerativas. Al no basarse en la corrección o el logro, evita la frustración y refuerza la autoestima.
En el plano físico, aunque no reemplaza otras intervenciones, puede contribuir a mantener la movilidad fina y la coordinación mano ojo. El uso de distintos materiales y herramientas invita al movimiento de las manos y los brazos, adaptándose siempre a las posibilidades de cada persona. En este sentido, desde el espacio PsicoArte, afirman: “Este enfoque flexible permite que adultos mayores con diferentes niveles de autonomía puedan participar activamente”.
Otro aspecto relevante es el reconocimiento de la historia personal. A través de las producciones artísticas, muchos recuperan recuerdos, relatos y experiencias de vida que forman parte de su identidad. Compartir estas historias en un espacio cuidado fortalece el sentido de valor personal y favorece la escucha mutua. De esta manera se convierte en un puente entre el pasado y el presente, sin forzar narrativas ni interpretaciones externas.
La incorporación de la arteterapia en programas para adultos mayores refleja una mirada más amplia sobre el cuidado integral. Al atender no solo lo físico, sino también lo emocional y lo social, esta disciplina ofrece una vía de acompañamiento respetuosa y cercana. En un contexto donde el envejecimiento plantea nuevos desafíos, estas propuestas abren caminos para seguir construyendo espacios de participación, expresión y bienestar a lo largo del tiempo.