Los cambios en la vida sexual y cómo afrontarlos en la actualidad
La sexualidad es una parte natural de la vida y evoluciona con el tiempo. A medida que las personas envejecen, es común notar variaciones en el deseo y la forma de vincularse con la pareja. Sin embargo, estos cambios no se deben únicamente al paso de los años. Factores como el estrés, las preocupaciones laborales, los hábitos de vida y algunas condiciones médicas influyen directamente en la energía sexual y en la capacidad de disfrutar la intimidad.
La falta de libido y deseo se ha convertido en un tema cada vez más visible. En una sociedad donde la intimidad se asocia con bienestar y conexión emocional, los cambios en el interés pueden generar frustración, inseguridad y malestar personal. Además, la presión social por mantener una vida sexual activa puede aumentar la ansiedad, afectando aún más la relación de las personas con su propio cuerpo y con su pareja.

Diversas causas médicas están relacionadas con este problema. Enfermedades crónicas, desequilibrios hormonales y ciertos tratamientos farmacológicos pueden alterar el funcionamiento del organismo y reducir el interés sexual. Las variaciones en hormonas como la testosterona y los estrógenos son una causa frecuente, y algunos medicamentos utilizados para la ansiedad o la depresión también pueden disminuir la atracción. Identificar estos factores con la ayuda de un profesional es clave para encontrar soluciones adecuadas.
El estrés es otro de los grandes condicionantes. Las exigencias del trabajo, las responsabilidades familiares y la falta de descanso pueden reducir la energía disponible para la intimidad. Cuando las preocupaciones diarias ocupan la mente, el espacio para el encuentro se ve limitado. “En estos casos, la comunicación se convierte en una herramienta esencial, hablar sobre lo que preocupa o genera distancia puede fortalecer el vínculo y disminuir la tensión emocional”, explican desde el centro de fisiosexología de Marta Torrón.
Las relaciones también influyen directamente en el deseo. La falta de diálogo o de conexión emocional puede generar un distanciamiento que se refleja en la vida sexual. Más allá del contacto físico, la intimidad requiere confianza, comprensión y empatía. Escuchar al otro y expresar las propias necesidades de manera abierta ayuda a evitar malentendidos y a construir un vínculo más equilibrado.
Existen además hábitos que pueden contribuir al bienestar general y a la motivación íntima. Mantener una rutina de ejercicio físico, por ejemplo, mejora la circulación, aumenta la producción de endorfinas y eleva el estado de ánimo. Comer de forma equilibrada, dormir lo suficiente y limitar el consumo de alcohol y tabaco también puede tener un impacto positivo. Estos cambios sencillos en el estilo de vida ayudan al cuerpo y la mente a funcionar de manera más armoniosa.
El control del estrés es otro punto clave. Prácticas como la meditación, el yoga o las técnicas de relajación pueden reducir la tensión y facilitar un estado mental más tranquilo. Muchas personas también recurren a la psicoterapia o a la terapia sexual, donde se abordan los factores emocionales y psicológicos que inciden en la falta de atracción. Los especialistas pueden ofrecer herramientas personalizadas y acompañamiento en el proceso de recuperación de la confianza y la satisfacción.
La terapia puede ser especialmente útil cuando las dificultades afectan a la conexión. En estos espacios, las parejas aprenden a comunicarse con mayor claridad y a reconocer las diferencias sin culpas. Recuperar la intimidad no siempre implica volver a los patrones anteriores, sino encontrar nuevas formas de conexión y disfrute compartido.
Hablar de sexualidad sin prejuicios ni vergüenza es esencial. La falta de apetito sexual no debería considerarse un fracaso, sino una señal de que algo necesita atención. La información y la orientación profesional ayudan a desmitificar el tema y a ofrecer alternativas reales. Promover una visión más abierta y comprensiva permite que las personas se sientan acompañadas y puedan buscar ayuda sin temor al juicio.
Los desafíos en la vida sexual forman parte del proceso humano. Abordarlos con una mirada positiva, enfocada en el cuidado, la comunicación y la salud integral, puede marcar una gran diferencia. Recuperar el bienestar íntimo no solo mejora el vínculo con la pareja, sino también con sí mismo, fortaleciendo la confianza y la calidad de vida.