Más personas buscan atención psicológica por ansiedad y depresión
En los últimos años, la preocupación por la salud mental se ha convertido en un tema central en la sociedad. Según los últimos datos del Estudio Internacional de Salud Mental del Grupo AXA, el 59% de la población en España afirma sufrir estrés, el 48% dice haber experimentado depresión y un 23% reconoce padecer ansiedad. Estas cifras reflejan un incremento sostenido de los problemas emocionales y una mayor conciencia sobre la importancia de buscar acompañamiento profesional. Cada vez más personas consultan a especialistas para enfrentar trastornos que se manifiestan con síntomas como desánimo, falta de energía, preocupación constante o miedo persistente.
Los psicólogos especialistas en depresión y ansiedad cumplen un rol esencial en este contexto. Su trabajo se centra en ayudar a las personas a identificar las causas de su malestar y a desarrollar herramientas para recuperar el equilibrio emocional. Estos profesionales evalúan factores biológicos, psicológicos y sociales que pueden influir en cada caso y diseñan tratamientos adaptados a las necesidades particulares. La detección temprana y una intervención adecuada son pasos decisivos para lograr mejoras sostenidas en la calidad de vida.

Aunque estas enfermedades suelen presentarse de manera conjunta, se trata de trastornos distintos que requieren abordajes diferenciados. La ansiedad puede expresarse a través de síntomas como la preocupación excesiva, el insomnio o el aumento del ritmo cardíaco, mientras que la depresión se caracteriza por la tristeza persistente y la pérdida de interés en las actividades diarias. Comprender estas diferencias es clave para aplicar tratamientos efectivos. Los especialistas utilizan distintas técnicas, entre ellas la terapia cognitivo-conductual, la psicoeducación y la práctica de estrategias que favorecen la autorregulación emocional.
En la actualidad, los tratamientos combinan enfoques tradicionales con métodos más integradores. Las terapias cognitivo-conductuales se enfocan en modificar pensamientos y comportamientos que afectan el bienestar. A su vez, se incorporan técnicas de relajación, meditación y mindfulness que ayudan a reducir la tensión y mejorar la concentración. La terapia grupal también se ha convertido en una alternativa valiosa, ya que permite compartir experiencias y fortalecer redes de apoyo. Estos espacios ofrecen a las personas herramientas prácticas para afrontar los desafíos cotidianos y recuperar la estabilidad emocional.
El estrés es otro factor relevante en el aumento de los trastornos mentales. La presión por cumplir objetivos laborales, la falta de descanso y la sobrecarga de responsabilidades afectan de forma directa el equilibrio psicológico. Los expertos señalan que reconocer los efectos del estrés es el primer paso para buscar ayuda. En este contexto, desde Amizar Psicología, afirman: “La intervención de un profesional permite aprender estrategias de afrontamiento, establecer límites y mejorar los hábitos diarios, lo que puede prevenir complicaciones más graves a largo plazo”.
La atención temprana es determinante en el proceso de recuperación. Consultar con un especialista a tiempo puede evitar que los síntomas se agraven y generar un cambio significativo en la vida cotidiana. La terapia proporciona un espacio seguro donde las personas pueden expresar lo que sienten, entender sus pensamientos y encontrar recursos internos para gestionar sus emociones. Además, fomenta la construcción de hábitos que favorecen la salud mental y el bienestar general.
Otro desafío es el estigma que todavía rodea a los trastornos. Muchas personas evitan buscar ayuda por temor al juicio social o por falta de información. Promover una mirada más abierta y empática es fundamental para cambiar esta realidad. Las campañas de concienciación y la educación en ámbitos laborales y educativos son herramientas esenciales para fomentar el respeto y la comprensión hacia quienes atraviesan estas dificultades.
Con acompañamiento y tratamiento adecuados, la mayoría de las personas puede recuperarse y llevar una vida equilibrada. La depresión y la ansiedad son enfermedades tratables, y la creciente demanda de atención profesional refleja un cambio positivo en la forma en que la sociedad aborda la salud mental. Avanzar hacia una cultura que priorice el bienestar emocional y el acceso a la atención especializada es un paso necesario para construir comunidades más saludables y solidarias.