¿Por qué la SLAVIA B CONCEPT parece sacada de un sueño retrofuturista?

¿Por qué la SLAVIA B CONCEPT parece sacada de un sueño retrofuturista? Skoda revive su historia con una moto eléctrica que desafía al tiempo

Estamos en el verano de 2025, en Europa Central, donde el pasado y el futuro suelen cruzarse en esquinas que nadie esperaba. Slavia B Concept suena a novela de ciencia ficción, pero es una moto. Una moto eléctrica con nombre de siglo XIX y diseño que mira al XXIII.

El equipo de By Johnny Zuri hemos investigado en profundidad y traemos esta historia que huele a aceite viejo, pero vibra con electricidad pura. Porque Skoda, esa marca que muchos aún asocian con coches fiables y discretos, ha decidido volver al origen. Pero no con nostalgia triste, sino con esa picardía elegante de quien se atreve a decir: “Mira lo que éramos. Mira lo que podemos volver a ser.” 🏍️⚡

La Slavia B Concept no es una moto que busque venderse mañana. Ni falta que le hace. Porque lo que pone sobre la mesa no es un producto, es una declaración. Es la historia de una empresa que empezó vendiendo bicicletas y terminó imaginando cómo se moverán los románticos del futuro. Y todo esto, sin despeinarse demasiado.

Origen: ¿Skoda Vuelve A Las Motos Eléctricas Con Alma Vintage? – MERCADO LIBRE EUROPA

La Slavia B Concept no es una moto que busque venderse mañana. Ni falta que le hace. Porque lo que pone sobre la mesa no es un producto, es una declaración. Es la historia de una empresa que empezó vendiendo bicicletas y terminó imaginando cómo se moverán los románticos del futuro. Y todo esto, sin despeinarse demasiado.

La SLAVIA B de Škoda es más futurista que muchas motos actuales

Donde empezó todo: humo, grasa y una carrera infernal

Hace mucho, en aquel Bohemia lleno de adoquines y humo de chimenea, dos tipos con nombres parecidos —Laurin y Klement— deciden que pedalear ya no les basta. El primero, un mecánico de vocación; el segundo, un librero con alma de empresario. De esa mezcla extraña nace, en 1895, una empresa con ambiciones poco modestas: conquistar las carreteras que aún no existían.

En 1899, presentan la Slavia B, una moto monocilíndrica que, con sus escasos 240 cc, ya soñaba con rugir como una bestia. Llegaba a los 40 km/h, que para aquella época era casi una forma de volar. Y no se queda en el garaje: participa en la carrera París-Berlín en 1901, montada por un tal Narcis Podsedníček, un nombre que parece inventado por un guionista loco. Y gana. Bueno, no gana del todo, pero llega. Y eso, en 1901, ya era casi milagroso.

Ese espíritu pionero, de locos con grasa bajo las uñas, no muere con el cambio de nombre en 1925 cuando se convierten en Skoda. Simplemente, se queda dormido. Hasta ahora.

https://mercado-libre.eu/skoda-vuelve-a-las-motos-electricas-con-alma-vintage/

«A veces, para dar el salto, hay que volver al primer paso.»

Romain Bucaille y el boceto que curó un siglo de silencio

Pasamos de los adoquines de Bohemia al despacho minimalista de un diseñador francés: Romain Bucaille. Skoda le encarga un reto curioso: traer de vuelta la Slavia B, pero sin disfrazarla de pasado. “Haz una moto eléctrica con alma de café racer”, le dicen. Él responde con lápiz y papel, literalmente. En una época en la que todo se modela con clics y renders, Bucaille se sienta a dibujar a mano. Un gesto de otro tiempo.

Y así nace la Slavia B Concept, una café racer futurista con alma vintage, como la llama el propio Bucaille. Pero no es solo una etiqueta bonita. Es verdad. Es una moto que parece sacada de un cómic retrofuturista. Imagínatela aparcada frente a un cine donde proyectan “Blade Runner”, y encajaría. Pero si la ves junto a una foto sepia de 1899, también tiene sentido.

El diseño es un cruce de caminos. El cuadro, por ejemplo, mantiene la forma de la original, esa especie de marco grueso que en su día envolvía el motor. Solo que ahora está vacío. Literalmente. Un hueco en el centro como símbolo de la transición del petróleo al silencio eléctrico.

El asiento flota sobre el chasis. El cuero parece curtido por el tiempo, aunque huele a nuevo. La transmisión es por correa, como en las viejas bicicletas de taller. Las luces LED están escondidas como secretos. Y las ruedas, sobredimensionadas, tienen una arrogancia que no pide permiso.

«Es como si alguien hubiese encontrado una máquina del tiempo en una caja de herramientas.»

El motor del mañana se alimenta del recuerdo

Técnicamente, Skoda no ha soltado prenda sobre cifras, baterías o autonomía. Y se agradece. Porque esta moto no viene a competir en la liga de Tesla ni a pelear por enchufes en el garaje. Esta moto viene a contar una historia, y eso no se mide en vatios.

En lugar del tradicional tanque de gasolina, el hueco central queda vacío. Pero no es un error de diseño. Es una pausa. Un silencio en medio del ruido del futuro. Y, en ese vacío, cada quien puede imaginar lo que quiera: un motor de plasma, un propulsor lunar, o simplemente… un recuerdo.

Desde la nota de Phusions hasta el análisis de Motorpasión, queda claro que esta no es una moto para ser vendida en concesionarios. Es una especie de manifiesto sobre cómo mirar atrás sin quedarse atrapado.

“El pasado no es una cárcel. Es un mapa.”

El futuro según Skoda huele a aceite viejo y suena a motor eléctrico

¿Y qué sentido tiene todo esto si no va a producirse? Pues justo ese: recuperar el alma. En un mundo donde la movilidad eléctrica parece diseñada por ingenieros sin corazón, la Slavia B Concept viene a recordarnos que la emoción también tiene cabida en el futuro. Que se puede ser limpio y elegante sin renunciar a la personalidad.

Según La Vanguardia, esta moto es una especie de ancla emocional, un guiño a quienes aún creen que conducir es algo más que moverse del punto A al punto B. Y si miramos más allá, quizá también sea el inicio de una nueva etapa para Skoda. No como fabricante de motos, sino como contador de historias sobre ruedas.

“El diseño tiene que emocionar”, dice Bucaille. Y lo consigue. Porque esta moto emociona sin moverse. Solo con mirarla, uno siente que la nostalgia bien entendida puede ser el mejor motor para la imaginación.

“No es una moto. Es un recuerdo eléctrico.”

“Skoda no revive el pasado. Lo pone en marcha.”

“Quien no conoce su historia está condenado a conducir aburrido”

La Slavia B Concept no es perfecta. No tiene ficha técnica. No tiene precio. Y probablemente nunca tenga matrícula. Pero tiene algo que muchos modelos del mercado han perdido: alma.

Y eso, a veces, es más valioso que cien caballos de potencia. Es una rareza en un mundo de productos sin historia. Es una carta de amor al primer rugido de un motor. Una oda a los locos que se atrevieron a ir más rápido de lo que estaba permitido.

“El futuro no tiene por qué ser frío y sin carácter. Puede tener cuero, curvas y una historia que contar.”

Y entonces uno se pregunta: ¿Veremos más marcas haciendo esto? ¿Volverá el diseño emocional a las calles? ¿O será la Slavia B Concept solo una flor rara en el jardín digital? ¿Qué pasará cuando las máquinas quieran también recordar?

Tal vez no lo sepamos pronto. Pero lo seguro es que esta moto, aún sin arrancar, ya ha encendido algo.

 

 

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