Otras políticas económicas son posibles, y si no veamos lo que está haciendo Hollande en Francia en estos precisos momentos: Ayudas al sector de los automóviles a cambio de que mantengan las fábricas, así es la estrategia del gobierno francés para mantener las plantas que están en peligro. Otros gobiernos (y no quiero mirar a nadie) hubieran “allanado” el camino para hacer efectivos los despidos y los cierres, ya para que les salieran mucho más baratos a los depedidores.
El gobierno francés aumenta hasta 7.000 euros sus ayudas para las compras de coches eléctricos y duplica las destinadas a la compra de híbridos. Se penaliza la compra de vehículos contaminantes en los mismos términos que hasta ahora pero se duplica el año próximo. El ministro de Reestructuración Productiva, Arnaud Montebourg, asegura que se trata de un novedoso plan estratégico industrial para que, de forma progresiva, se potencien las ventas de los coches “made in Francia”.
Esta ofensiva gubernamental llega en el momento en que PSA Peugeot-Citroën quiere despedir a 8.000 trabajadores, y probablemente haya dudas acerca de si esto puede o no resolver el problema del cierre en la fábrica de Aulnay, pero es un plan novedoso y posiblemente fructífero aunque arriesgado. Sin embargo, nada más arriesgado que pasar inactivos ante el anuncio de despidos masivos.
El Gobierno va a acelerar la extensión total de la red de puntos de recarga para vehículos eléctricos e híbridos recargables y, pretende apoyar al sector de reciclado de los componentes automovilísticos. ¿Por qué siento envidia de mis vecinos?
