Mi abuela acostumbraba a guardar fotografías en negro. No estoy convencido de que se haya dado cuenta de que hizo eso. Al final, todos se ponen en el álbum así como pies incorpóreos, primeros planos de magulles, frentes en rodajas y extraños cuyos nombres pudo haber conocido alguna vez. Por cierto tiempo, era lo único en que podía dejar su silla para hacer, salvo ir a la iglesia.
Una vez, habíamos manejado tantos de ellos que creí que la escuché decir que el mejor contenedor era una «imagen». Naturalmente, lo que verdaderamente había dicho era «lanzador». Mi abuela, que se tomó el tiempo de hacer una crónica de sus hijos y los hijos de sus hijos y los hijos de sus hijos y los hijos de sus hijos, una vez me afirmó que era un mal historiador. Mi abuela debía saber pues soy la última de la línea.
En ausencia de una pregunta apremiante que lo llevaría a buscar contestaciones, en su sitio, la pasó buscando preguntas.
Shields y también Inman siguen, 2 monos en 2 máquinas de redactar, los dos tratando de hacer una crónica de la existencia, sin saber que ninguno de ellos existe en el registro del otro. Ella empieza a redactar el nombre de su enamorado en una hoja de papel, y después examina el abecedario cubriendo las letras con todas las otras letras a fin de que absolutamente nadie pueda ver lo que está escrito allá.
1 de octubre de 1938}
El diario ni tan siquiera puede registrar el aspecto más interesante de la vida de Inman, que es su existencia. Imagine que Inman se queda despierto, tratando de hacer una crónica de su escritura del diario en el diario. Toda vez que grabó la escritura de una entrada, debería añadir otra grabación de la escritura de esa entrada. Los volúmenes llenarían su dormitorio y cocina y empezarían a acumularse en el porche exterior, y todavía de este modo no podría contenerse en el texto.
En cambio, ocupa ciento cincuenta y cinco volúmenes cortos de papel y encuadernación, manchados de tinta y huellas digitales, cada oración inteligible sin el hecho de su legibilidad en el registro. Para mí, uno de los lugares más tristes del planeta, más triste que una casa desmoronada, que un puente descuidado, que un viejo arado en un campo, es la vista de una biblioteca, de cualquier gran compilación de libros. Se les ha dedicado tanto trabajo, tanta ambición, tantas esperanzas, y la mayor parte de ellos probablemente habrán pasado al limbo espectral donde van los libros desmembrados, y todo el trabajo, la ambición, la expectativa va a haber sido en balde.
Landscape of a nightmare
La hipergrafía, el impulso que impulsa a Inman y al reverendo Shields a redactar continuamente, no es más que una codificación incorrecta en el cerebro. Es tal y como si el monólogo, tras tanto tiempo, quisiese dejar de pretender ser un diálogo, que es el propósito del lenguaje. Jamás llegaremos allá.
Dostoievski asimismo tenía hipergrafía, y con él el impulso de grabar creó grandes novelas. Dostoievski debe haber recorrido el camino del asesinato y contar uno por uno. Su instructor creyó que su primer intento fue sobrecargado de trabajo y le ordenó iniciarlo nuevamente. En cambio, engrosó los trazos del lapicero hasta tener una imagen bastante buena del hombre.
Por último sacó un cuchillo y deshizo la pintura hasta el momento en que las suaves fibras blancas del cuadro se transformaron en la barba. La única esperanza de Inman es que, mediante los escritos de otros sobre él, haya alcanzado de alguna forma la inmortalidad sobre la que pasó su vida buscando.
Natasha Troyka, en Medium
Origen: Hypergraphia