No creas que todo el mundo sabe a qué nos referimos cuando hablamos de Estado de Derecho. Lo digo porque, más a menudo de lo que cabría desear, me he encontrado con personas que esto lo interpretaban mal y, aunque obviamente, derecho siempre es suena a garantía, en realidad no es tanta la gente que se percata de la verdadera dimensión del término.
Cuando decimos que en un país funciona el Estado de Derecho nos estamos refiriendo, en resumen, a que todos los poderes del mismo están supeditados a las leyes. En un Estado de Derecho nadie está por encima de la ley, aunque es curioso que la misma ley puede matizar mucho esto. Todos conocemos los debates que al respecto de los aforamientos se han sucedido en España los últimos tiempos.
Para ir definiendo mejor, aceptaremos que un Estado es un territorio o unidad política superior que es autónoma y también soberana. Los Estados pueden gobernarse de forma autocrática, lo que conocemos como dictaduras, pues es una sola persona la que tiene el poder absoluto. En las dictaduras no existe división de poderes, todos, legisladores, jueces y gobierno, dependen del dictador.
En los sistemas democráticos los poderes del Estado son independientes entre sí y tanto el poder legislativo (asamblea, congreso, senado), ejecutivo (gobierno) y judicial (jueces) están sujetos a la ley. Aunque no siempre hay una Constitución, cuando esta existe, que es en la mayoría de los países democráticos, es esta la ley fundamental, primaria, de la que derivan todas las demás. Ninguna ley de ámbito inferior puede contradecir a la Constitución. Por ello existe un Tribunal Constitucional, para velar que ningún poder del Estado legisla de forma contraria a lo que estipula la Constitución.
En el estado de Derecho los ciudadanos estamos amparados por la ley y podemos usar el sistema judicial para defendernos o denunciar aquellas cosas que podamos entender que nos perjudican. Cualquier hecho que se produzca está sujeto a ley, se dice que nada escapa a la ley y eso es porque siempre tenemos disponibles a abogados, procuradores y jueces, es decir, al Estado de Derecho, para recurrir a él en el caso de que nos veamos afectados de alguna forma por cualquier conducta, hecho, actividad, etc. En webs como http://bartolomeprocuradores.com/ podemos recurrir para informarnos.
En el Estado de Derecho todos los ciudadanos somos iguales ante la Ley. Por supuesto que en teoría, la ley no hace distinciones o no debe hacerlas, pero sí es verdad que en la práctica puede ocurrir que se den situaciones ventajosas para quien puede pagar mejores abogados. No obstante es una “realidad a voces” que es difícil de medir y probar, y no cabe en la teoría de lo que es un Estado de Derecho. De hecho, si se demuestra que en un país los ciudadanos no son tratados igualmente ante la ley, este país no será considerado como un Estado de Derecho.
El Estado de Derecho nace como reacción contra el Absolutismo monárquico, en Francia y con la revolución Francesa. El rey era la máxima autoridad y estaba por encima de cualquier ciudadano y por encima de cualquier otro poder del Estado.
El Estado de Derecho rompe con el absolutismo y determina que todo el poder ha de surgir del pueblo. Serán los ciudadanos quienes elegirán a sus representantes y estos al gobierno. No se entiende el Estado de Derecho sin democracia.
