ELEGIR UN BUEN PROFESIONAL DENTAL
01/08/2018
Las claves para no ser engañado en el dentista
La salud bucodental juega un papel clave en la supervivencia. Es esencial y prosigue siendo, hoy en día y cuando menos en España, una materia pendiente. Los dentistas repiten por activa y por pasiva la relevancia de que vayamos una vez por año a revisión como medida precautoria. No obstante ir al dentista sigue siendo, para muchas personas, algo inaccesible. Por eso hace ya tiempo que nace un nuevo modelo de negocio, el de las franquicias de clínicas bucales cuya administración incluía asimismo la financiación de tratamientos muy costosos.
Hoy por hoy, cualquiera puede abrir una clínica. De ahí la reivindicación desde ya hace años por parte de las asociaciones de dentistas, para que el dueño, o bien asociado mayoritario, de una clínica bucal, haya de ser titulado y colegiado.
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La función del dentista frente a la del empresario
Realizar el diagnóstico, tratamiento y prevención de las enfermedades de la cavidad bucal de conformidad con un código deontológico y ético, sin inflar presupuestos. El sistema de franquicias bucales responde a un modelo de negocio que busca el interés económico y es posible que se subordine el término sanitario de la clínica al económico. A eso hay que incorporar que hemos pasado en solo diez años de 3.250 nuevos graduados en Odontología al año a 8252. Las facultades crean 2,9 dentistas por cada 100.000 habitantes, frente al uno con siete de la media europea, más del doble de las recomendaciones de la OMS.
En el caso de las franquicias hemos reemplazado al dentista-dueño, que administraba conforme su código ético, a un empleado mal retribuido de una compañía que no tendrá escrúpulos en ahorrar. Y lo hará en personal, instrumental, material, etcétera. Ese dentista ya no será dueño de su valoración, del diagnóstico que efectúa ni del tratamiento que prescribe. No se dan planes de tratamiento, se venden presupuestos.
En el caso de una clínica que pertenece a una franquicia, el empresario que ha decidido montar una clínica, está sujeto a las políticas de la central. Puede llegar a “inflar” la cantidad de tratamientos precisos a un paciente para llegar a los objetivos de facturación que marcan desde la central.
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Obligaciones del paciente y del dentista
Los pacientes siempre tendrán más derechos que obligaciones. Por poner un ejemplo, deben estar al corriente de sus derechos como pacientes. El dentista y el médico tienen la obligación de cumplir una serie de requisitos en interés de asegurar el cuidado conveniente de sus pacientes, la información detallada, la privacidad de sus datos, etcétera. Todo de conformidad con un código deontológico. No todo vale. Y tienen la obligación de hacerse cargo del tratamiento propuesto hasta terminarlo y de manejar las dificultades que se pudiesen derivar de la aplicación.
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Las medidas legales que hacen falta
Hacen falta múltiples medidas legales, todas y cada una dirigidas a que el paciente tenga más información sobre la cualificación del profesional que le tratará y de la clínica dental. Los pacientes deberían poder saber si el dentista que les da el diagnóstico y les trata tiene una capacitación de tres años en ortodoncia, periodoncia o bien solo de siete fines de semana por ejemplo. Necesitamos más transparencia. Desde los institutos deberían hacer campañas para informar a la población sobre salud bucal y medidas preventivas.
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Lo que nos puede hacer dudar del dentista
—Precios exageradamente económicos, de garantías para toda la vida y otras ofertas “increíbles”.
—Presentaciones de planes de tratamiento por personal no sanitario. No debemos confundir el llevar una bata o bien un pijama con ser dentista.
—El presupuesto nos lo puede dar personal administrativo mas la explicación en detalle del diagnóstico y el plan de tratamiento la debe dar siempre y en todo momento el profesional.
—Debemos sospechar ante cualquier género de presión para firmar un presupuesto cuanto antes por una supuesta oferta que está a puntito de caducar.
—No debemos abonar de antemano un tratamiento. Si se efectúa financiación, debe figurar que el crédito está vinculado a la realización del servicio, es la salvaguardia que tenemos frente a un ocasional cierre de la clínica o bien un tratamiento interrumpido de forma imprevisible.
Tanto perjudicados como institutos de toda España apuntan con el dedo a las clínicas de bajo costo, a las que acusan de jugar con la salud de las personas. Implantes efectuados a horas intempestivas, falta de profesionalidad, exceso de licenciados y publicidad engañosa. Molesta de forma profunda que se haga negocio a costa de la solidaridad. Se venden como subvenciones algo que son descuentos.
Una mujer de cuarenta y cinco años nunca había visto antes al cirujano que le quitó toda la dentición superior para ponerle implantes. Le dejaron la cara destrozada. Un médico le afirmó días después que le podía haber dado un derrame al día después. Ahora debe invertir el dinero que no tiene para reparar el “estropicio” que le han ocasionado.
A otro señor le han lijado los dientes de la parte de abajo y se los han dejado sin fundas. Son muñones.
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Se aprovechan de las personas en situación de necesidad.
Ingresada en el centro de salud
Hay una mujer perjudicada que terminó ingresada en la unidad de cirugía maxilofacial de un centro de salud de la zona de Albacete. Le pusieron una sonda nasogástrica a causa de múltiples implantes que le efectuaron. Algunos organismos se muestran muy críticos con la Ley de Libre Competencia que regula estas clínicas. Reparar bocas no es reparar turismos. Hay dentistas que trabajan hasta dieciséis horas cada día.