Los horarios acostumbraban a ser predecibles en el suntuoso salón de Blade, el servicio de helicópteros de la urbe a los Hamptons que brotó hace unos años para dar servicio de forma rápida a los habitantes de la urbe. Desde el jueves de noche hasta el primer día de la semana por la mañana, desde el Día de los Caídos hasta el Día del Trabajo.
mayo 2020
El novedoso coronavirus puso todo esto en marcha. La mayor parte de ellos hallaron las pocas tiendas y mercados locales mal listos para la afluencia de personas en una urbe ribereña que no debía despertarse por completo. Siempre y en toda circunstancia hay una tensión entre los auténticos lugareños y los residentes de verano, los «citiots», como los han llamado, que invaden su urbe natal y refuerzan su economía a lo largo de unos meses por año.
Así es que Blade mandó un e mail a sus pasajeros para alertarles de que ofrecía un nuevo servicio. «Hemos recibido muchas peticiones de individuos y familias que se quedan a lo largo de un periodo prolongado en Long Island para percibir artículos críticos y otros recursos desde el área de la urbe de Nueva York».
Aunque priorizaba fármacos y otros artículos relacionados con la salud, las personas podían pedir entregas para estancias prolongadas. Quedó claro que ese no era el único servicio que la clientela de Blade precisaba. Blade empezó a ofrecer a sus pasajeros un servicio de vehículos que garantizaba que sus conductores recibirían una verificación de temperatura, que sus vehículos serían descontaminados electrostáticamente y que todos utilizarían una máscara.
A inicios de este mes, Blade lanzó nuevas políticas, conforme se aproximaba la temporada veraniega. A todos y cada uno de los pilotos, empleados de Blade y pasajeros se les controlaría la temperatura y sus niveles de oxígeno ya antes de abordar.
«Solíamos volar a los Hamptons», me afirmó un pasajero reciente de Blade.
La gente deseaba un sitio seguro a fin de que su familia saliese de la urbe, un sitio que tuviese más espacio que la mayor parte de los pisos de la urbe, un patio trasero y cercanía a las playas, pese a que en la costa este aún se emplea en el invierno un jersey hasta la primavera. Las personas que en general no empezarían el alquiler de su casa de verano hasta julio deseaban salir en el tercer mes del año.
Los dueños de residencias que por norma general arrendaban sus lugares a lo largo de todo el verano mientras que sus hijos iban al campamento y se iban a Europa, de pronto se percataron de que asimismo precisaban un sitio para quedarse al este.
Ciertos dueños que habían firmado contratos de alquiler para el verano precisaban arrendar casas para ellos, puesto que sus casas estarían ocupadas. Las casas en la playa o bien en Lily Pond Lane se arrendaron para la época.
Todo esto equivalía a un nivel sin precedentes de ocupación fuera de temporada. La primera semana o bien 2 hubo ansiedad. La pequeña comunidad no estaba pertrechada para manejar una multitud a nivel del cuatro de julio a mediados de marzo.
No importaba cuántas personas venían, toda vez que se estuviesen aislando y no amontonando comida. Desde marzo hay quien ha estado trabajando ochenta horas por semana aunque sus tiendas continúan cerradas.
Una de las primeras preocupaciones era si la afluencia de personas invadiría el único centro de salud local. Warren trabajó con organizaciones locales para colectar decenas y decenas de miles y miles de dólares estadounidenses para destinarlos a equipos de protección personal para trabajadores de la salud, y pudieron financiar múltiples ventiladores y cientos y cientos de máscaras, batas y guantes.
El mes pasado, Warren viajó así como la policía local mientras que imponían el distanciamiento social en las playas públicas. Los bancos de la urbe estaban cubiertos con cinta policial.
La semana pasada abrieron su primera clínica de pruebas, que es gratis para cualquiera que la necesite. Pronto, afirmó Warren, van a ofrecer pruebas de anticuerpos de forma afín. Round Swamp Farm, famosa en temporada por las bolas de pollo y las conocidas picaduras de brownie de Plana, sus líneas serpenteantes y sus costos increíbles, por norma general cierra entre el Día de Acción de Gracias y el Día de los Caídos, mas empezó a cocinar ochocientos litros de sopa para dar, así como cientos y cientos de libras de productos, leche, huevos y productos básicos de la despensa, como paquetes de atención para los miembros más frágiles de la comunidad.
Balsam Farms en Amagansett abrió una tienda online y una alternativa de entrega a domicilio, y Carissa’s Bakery dejó pedidos online y empacó sus gominolas para el centro local para personas mayores. El auténtico dolor va a venir si las limitaciones sobre quién puede abrir y de qué forma se extienden hasta el verano.
Eso es cierto para todos y cada uno de los dueños de negocios, grandes y pequeños, Hamptons o no. Mas para una urbe ribereña que efectúa prácticamente todos sus negocios en un período temporal veloz y concreto, cualquier interrupción podría representar una catástrofe. «Usted espera que cientos y cientos de personas entren a su negocio en temporada alta, y eso no va a suceder», explicó el regidor Warren.
«Nuestro horario en una comunidad estacional es diferente. El sol por último descongeló los Hamptons, si bien sea escuetamente, a lo largo de un fin de semana a mediados de abril, que mandó a muchos habitantes de la urbe y residentes de Hamptons a los parques estatales y playas que salpican la costa. El regidor Warren afirmó que monitoreará qué tan bien las personas prosiguen las cautelas de seguridad cuando el tiempo mejore. Aquellos que han estado yendo a los Hamptons a lo largo de décadas se percatan de que nada va a ser igual este verano. »
Estas empresas dependen de trabajadores temporales que vienen del extranjero, y ninguno de ellos puede reclutar personas para entrar o bien llevarlas al país con seguridad, con lo que los residentes que todavía no habían encerrado a sus jardineros se están encontrando sin suerte.
Los hoteles locales pronto empezarán a abrir sus puertas a una nueva generación de visitantes de fin de semana que quizás no puedan abonar un alquiler de un mes o bien un verano, mas que pueden mudar de habitación por dos días.
Una gran parte del atrayente de los Hamptons procede del espacio y la cercanía a la naturaleza real, las dos cosas son escasas en la urbe. Mas los Hamptons siempre y en todo momento han sido, en parte, ceder a un deseo básico de estar en el centro de la situación.