Estar en forma y saludables es una de nuestras preocupaciones. Adelgazar también. Para ello necesitamos de un programa de adiestramiento y cambiar nuestros malos hábitos alimentarios. Herramientas digitales y aplicaciones pueden ser nuestras perfectas aliadas.
UNA ALIMENTACION Y VIDA SANA PARA BAJAR DE PESO
Es verdad que bastantes personas padecen de algún tipo de trastorno que les impide poder llevar una alimentación sana y cómoda. Pero siempre es posible localizar una dieta que se adapte. La alimentación es clave en nuestra calidad de vida. Adoptar una dieta sana es vivir sin un consumo excesivo de comestibles ricos en grasas sobresaturadas, sodio y azúcares. Pero debemos recordar que no hay comestibles malos, sino dietas poco saludables.
No es necesario que dejemos de comer algunas cosas, sencillamente hay que buscar la combinación adecuada en cantidad, y adoptar ciertos hábitos. Haremos una dieta equilibrada cada día comiendo casi de todo pero sabiendo en que proporción. En la web dietas de saludalmaximo.com nos ayudan con muchos consejos y ejemplos.
UNA ALIMENTACION Y VIDA SANA PARA BAJAR DE PESO – Aplicaciones para adelgazar
El móvil y las aplicaciones pueden ser también nuestro aliado perfecto. Buscando Planificadores de comidas, contadores de calorías y adiestradores personales online la operación biquini será más simple y eficaz. Algunas de estas aplicaciones son NoitaFit, Noom Entrenador, Seven y Daily Yoga. Todas un complemento de ayuda para nuestra estrategia de perder peso y ponernos en forma.
UNA ALIMENTACION Y VIDA SANA PARA BAJAR DE PESO – Adelgazar con el running
No soy mucho de llamar a las cosas con palabrejas extranjeras, por eso diré correr, que es más nuestro y menos snob. ¡Uy, he dicho snob! Quería decir… bueno, como se llame…
Si corremos, cualquier adiestrador profesional nos dirá que podemos adelgazar, pero que debemos saber adecuar el adiestramiento para tal fin. Lo mejor de todo es que podremos conseguirlo sin una dieta de adelgazamiento rigurosa. La verdad es que perder peso corriendo es simple. A través del ejercicio aeróbico continuado nuestro organismo emplea el oxígeno para producir energía obteniéndola del glucógeno muscular y, más tarde, de la grasa.
Hay que salir a correr varios días por semana, unos tres o cuatro. Con una intensidad baja o bien moderada y a lo largo de unos cuarenta y cinco minutos, una hora o más. Solo así entramos en la zona “quema-grasas”. Hay personas que responden realmente bien y adelgazan sin cambiar hábitos alimenticios. Pero otras en cambio no les resulta tan fácil. El orígen de esto último está en el incremento del hambre, el ejercicio les es un pretexto para comer más, el escaso consumo energético por la baja intensidad de la carrera, o un comportamiento metabólico poco eficaz.
UNA ALIMENTACION Y VIDA SANA PARA BAJAR DE PESO – El efecto rebote
Es lo que conocemos como un yoyó. Pierdes pero lo terminas recobrando. A nivel celular, cuando pasas hambre, resulta que el cuerpo tiende a querer recuperar lo que él entiende como una carencia. Se cree que no comes porque no encuentras comida y tiende a combatir ese desajuste en cuanto puede. Es el peligro de perder peso de forma rápida.
Perder peso rápidamente implica dietas muy estrictas, y esto puede provocar pérdida de energía y debilidad. Si se hace, además a lo largo de mucho tiempo, haría falta un suplemento nutricional para combatir las posibles faltas de vitaminas y/o minerales. También puede aparecer sueño y cansancio. También podría aparecer en una dieta muy rigurosa en calorías un incremento de agobio, un incremento del cortisol del organismo, y aumentar el nerviosismo y el insomnio.
Las personas que pierden mucho peso de forma rápida sufrirán más flaccidez, sobre todo cuando vamos haciéndonos mayores. La dieta ha de ser contrarrestada con el robustecer la musculatura.
Hay estudios que apuntan a que si comemos pegados a la pantalla del móvil podemos llegar a comer hasta un veinticinco por ciento más de lo normal. Comemos de forma distraída y terminamos comiendo en demasía.
Seguir una dieta puede ser duro al comienzo. Y a partir de los cuarenta años no quiere decir que debamos recortar de raíz determinados comestibles. Pero tenemos que tener presente las estrategias que realmente funcionan. Y no atascarnos en el proceso.